En esta República de la Locura me veo obligado a dar cabida al artista que trafica con el sensasionalismo cruel y pretende instaurarlo como forma de expresión artística...hoy cualquiera se apropia del nombre de artista con el objetivo de colocar en una bienal de arte a un pobre perro de la calle y tenerlo exhibido y atado para que la gente lo vea morir lentamente de hambre,de sufrimiento.
¿Estamos locos..qué pasa por nuestra alma..cómo es posible decir arte a lo que es matanza y tortura (aquí recuerdo también a quienes disfrutan con las corridas de toros).
Los unos por amor a fiestas nacionales y pretextos mil y el otro,un seudoartista Guillermo Vargas Habacuc por expresión artística,según él.
En agosto pasado hizo una exposición en una galería y, tras atar a un perro a una pared pretendía dejarlo morir de hambre ante la mirada de los visitantes.
En Internet pueden verse fotos estremecedoras del pobre animal. La noticia ha llegado ahora hasta mi ordenador empujada por una campaña internacional de recogida de firmas para evitar que ese matarife acuda en 2008 a la Bienal Centroamericana de Honduras.
Y no puedo evitar de recordar que hace dos años, una exposición en el Reina Sofía de Madrid incluyó un vídeo de 53 minutos en donde se veía matar a martillazos a una vaca; y lo peor fue que el Consejo de Críticos de Artes Audiovisuales sacó un comunicado en defensa de “la libertad creativa”.
El video habla por si sólo.
La galería también explica que el hecho no llegó a consumarse porque el pobre perro de la calle escapó pero lo que sí ratifica son las intenciones del artísta.
Da igual:el sólo hecho de pretender hacer aquello en una galeria condena a galería y al artista.
¿Estamos locos..qué pasa por nuestra alma..cómo es posible decir arte a lo que es matanza y tortura (aquí recuerdo también a quienes disfrutan con las corridas de toros).
Los unos por amor a fiestas nacionales y pretextos mil y el otro,un seudoartista Guillermo Vargas Habacuc por expresión artística,según él.
En agosto pasado hizo una exposición en una galería y, tras atar a un perro a una pared pretendía dejarlo morir de hambre ante la mirada de los visitantes.
En Internet pueden verse fotos estremecedoras del pobre animal. La noticia ha llegado ahora hasta mi ordenador empujada por una campaña internacional de recogida de firmas para evitar que ese matarife acuda en 2008 a la Bienal Centroamericana de Honduras.
Y no puedo evitar de recordar que hace dos años, una exposición en el Reina Sofía de Madrid incluyó un vídeo de 53 minutos en donde se veía matar a martillazos a una vaca; y lo peor fue que el Consejo de Críticos de Artes Audiovisuales sacó un comunicado en defensa de “la libertad creativa”.
El video habla por si sólo.
La galería también explica que el hecho no llegó a consumarse porque el pobre perro de la calle escapó pero lo que sí ratifica son las intenciones del artísta.
Da igual:el sólo hecho de pretender hacer aquello en una galeria condena a galería y al artista.
